La energía fotovoltaica producida se usa para el autoabastecimiento de la explotación agraria, lo que permite reducir el consumo eléctrico y lograr una mayor eficiencia en el regadío.
Cuando se habla de agricultura intensiva, lo primero que viene a la cabeza es la gran extensión de invernaderos que ocupa buena parte de la provincia de Almería, donde se concentran los sistemas agrícolas más productivos y, al mismo tiempo, los más comprometidos con el planeta.
Ahora la innovación quiere dar un paso más: que esos mismos invernaderos, además de producir comida, también produzcan electricidad.
Son más de 35.000 hectáreas de invernaderos que producen tomates, pimientos, calabacines, berenjenas o pepinos durante todo el año. Abastecen a millones de consumidores en toda Europa y, con más de 3.000 horas de sol anuales, se convierten en el lugar idóneo para la investigación y la innovación agrícola.
Die aplicación de tecnología a los invernaderos ha sido clave desde el inicio en la agricultura almeriense. Esto ha permitido lograr mayor eficiencia y rentabilidad, favorecer el control biológico, reducir la huella hídrica y de carbono, y consolidar la imagen de Almería como referente en innovación y sostenibilidad.
El proyecto Dynamic AquaSave
En esta línea, nace “Dynamic AquaSave”, un proyecto impulsado por la Universidad de Almería junto a la empresa Barre Invernaderosdie CDTI, Tecnalia y la Fundación UAL-ANECOOP.
El concepto agrivoltaico busca integrar agricultura y energía solar en un mismo espacio, de modo que la electricidad generada sea un producto más de la actividad agraria.
Estos invernaderos permiten producir comida y electricidad al mismo tiempo gracias a paneles solares transparentes o semitransparentes instalados en la cubierta. Estos protegen el cultivo y generan energía, optimizando el uso del agua, estabilizando el microclima y produciendo electricidad.
Diego Luis Valera, catedrático de Ingeniería de la UAL, explica: "Es un proyecto pionero porque integra, en un mismo sistema, generación fotovoltaica y sombreo dinámico gobernado por algoritmos, algo que hoy no está disponible comercialmente.”
Tecnología e inteligencia artificial en el campo
El invernadero agrivoltaico funciona con paneles solares orientables que actúan como un “sombreo activo”. Un algoritmo de control calcula minuto a minuto la posición óptima en función de la hora, la localización y las condiciones climáticas.
Con este sistema se consigue mayor eficiencia hídrica y energética: menor evapotranspiración, riegos más precisos, menor dependencia eléctrica y hasta un 30% de ahorro de agua sin reducir el rendimiento.
Además, se está desarrollando inteligencia artificial capaz de predecir con exactitud la fecha y los kilos de cosecha antes de la recolección, optimizando así agua y nutrientes en tiempo real.
Pasado y futuro sostenible
La provincia de Almería concentra el 83% de la superficie de invernaderos de Andalucía (33.400 hectáreas de un total de 40.304). Esta agricultura ha sabido convertir sus limitaciones en ventajas competitivas, liderando innovación, economía circular y digitalización.
El control biológico ya está presente en el 80% de la superficie cultivada y en el 100% de los pimientos, con casi 5.000 hectáreas en producción ecológica.
La energía solar también se usa en la gestión del agua, con ejemplos como la planta fotovoltaica flotante sobre la balsa de Abellán, que reducirá costes y beneficiará a 150 regantes de 800 hectáreas.
Estos avances no solo mejoran la sostenibilidad, también hacen atractiva la agricultura para los jóvenes gracias a la tecnología, la robótica, la sensórica y la conexión entre universidad, empresas y sociedad.
En palabras de Valera: "Quiero una agricultura más productiva, más limpia y mejor valorada, reconocida por la sociedad como motor de progreso que cuida el agua, la energía y la biodiversidad, mientras compite de tú a tú con terceros países gracias a su excelencia tecnológica y ambiental."